Descripción del Proyecto

Desde los huracanes de septiembre del 2013, Cooperación Comunitaria ha estado trabajando en la región de Montaña de Guerrero en México.

El proyecto de Reconstrucción del Hábitat se implementó primero en la comunidad de Obispo, en el Municipio de Malinaltepec, luego de evaluar la dimensión de los problemas causados por los huracanes, y está pensado para poder replicarse en otras comunidades.

Este proyecto integral de reconstrucción del hábitat ha mejorado las condiciones de vida y aumentado la resiliencia de los residentes de Obispo a través de:

  • reducir los riesgos de desastres mediante la elaboración de un mapa de riesgo por deslaves, el cual resultó en la reubicación de cuatro viviendas;
  • fomento de la gestión sustentable de los recursos naturales a través de talleres teóricos y prácticos de reforestación para reducir deslaves;
  • un centro comunitario construido por la comunidad y que sirvió como prototipo y taller práctico de construcción para la posterior autoconstrucción de 33 viviendas de adobe reforzadas y 31 estufas ahorradoras de leña;
  • recuperación de los cultivos de maíz con técnicas agroecológicas .

El proyecto comenzó en septiembre 2013 y concluyó en junio de 2015. Ahora se encuentra en su segunda etapa y se está replicando en otras tres comunidades de la región de Montaña. Su enfoque es integral por atender a las diversas dimensiones de la vulnerabilidad.

Fines y Objetivos

La meta general del proyecto es reducir la vulnerabilidad de las poblaciones en la región de Montaña de Guerrero mediante el aumento de la resiliencia de la población que vive en situación de riesgo y la reconstrucción integral de su vivienda y hábitat.

Esto se logra a través de los siguientes objetivos:

  • Reducir el riesgo de desastres, aumentar la resiliencia de los habitantes a través de un análisis detallado y mapeo de riesgos, aumentando el conocimiento de los habitantes sobre su territorio y los riesgos de desastres.
  • Reforzar la vivienda contra sismos y vientos mediante el análisis arquitectónico, estructural y de materiales de la vivienda tradicional de adobe, y mejorando su habitabilidad a través de optimizar la temperatura, acústica e iluminación.
  • Recuperar los saberes tradicionales de la comunidad sobre su territorio, técnicas de construcción reforzada con adobe y la gestión racional y sustentable de los recursos naturales, respetando las normas sociales y culturales en la región y preservando los espacios productivos tradicionales.
  • Aumentar el conocimiento sobre técnicas de agroecología para limitar el uso de agroquímicos, reducir la rotación de las parcelas, evitar el agotamiento de los suelos, la deforestación y, por ende, reducir el riesgo de deslaves.
  • Reforzar las capacidades de organización y de toma de decisiones de la comunidad. Reforzar la solidaridad entre habitantes y recuperar sistemas tradicionales de trabajo comunitario como la ‘mano vuelta’ (sistema de trabajo comunitario recíproco).
  • Mejorar la salud de los habitantes, reducir la deforestación y el riesgo de deslaves a través de la autoconstrucción de estufas ahorradoras de leña que reducen la presencia de humo en las cocinas y la prevalencia de enfermedades respiratorias y oculares.
  • Reforzar la autonomía de la comunidad a través del uso de materiales de construcción naturales y del refuerzo de la autosuficiencia alimentaria.

La región de Montaña de Guerrero aloja al 85% de la población indígena del Estado de México. Este proyecto:

  • benefició directamente a 92 familias Me’phaa o Tlapanecos cuyas viviendas y cultivos fueron afectados por sismos, vientos, lluvias intensas y deslaves con: la autoproducción (de la comunidad) de un centro comunitario/biblioteca infantil, 33 viviendas y 31 estufas ahorradoras.
  • indirectamente se beneficiaron 275 familias con talleres de aumento de capacidades mencionadas (tal como autoconstrucción con adobe reforzado), además de talleres de desarrollo comunitario y diagnósticos de riesgo.

Contexto

El 81% de los habitantes del municipio de Malinaltepec vive en situación de pobreza. Se ubican en la zona más sísmica del país y los vientos corren a 120 km/h. Los residentes son muy vulnerables y afectados por estos factores, además de huracanes y deslaves, con más del 70% de los residentes reportando afectaciones en sus viviendas.

En septiembre de 2013, los huracanes Manuel e Ingrid azotaron al occidente mexicano dejando un saldo de más de 200 muertos y al menos 230.000 personas afectadas. En la región de Montaña del Guerrero, estos fenómenos causaron numerosos deslaves, afectaron vías de comunicación e infraestructura, ocasionando pérdidas de cultivos y daños irreparables en más de 5.000 viviendas de adobe.

Además de estas condiciones, la migración también ha sido un factor en la pérdida del conocimiento tradicional en técnicas constructivas y en el manejo de los recursos naturales como los bosques, lo que a su vez incrementa la vulnerabilidad de los habitantes. Esta pérdida de conocimientos ha llevado a omisiones en la técnica constructiva con adobe, tales como: ausencia de cimientos y rodapiés de piedra en el 86% de los casos, lo que provoca humedad y deterioro en la base de los muros; ausencia de cerramientos que debilita la estructura y vulnera las esquinas; y anclaje deficiente del techo a los muros que disminuye la resistencia a los fuertes vientos, ocasionando su desprendimiento.

La población tiende a atribuir estas afectaciones al uso tradicional del adobe, cuando en realidad se deben a las omisiones técnicas.

Características Clave

Las mujeres de la comunidad solicitaron ayuda a Cooperación Comunitaria para reconstruir sus viviendas afectadas por los huracanes, y así la organización realizó un diagnóstico de daños y sus causas. Al ver la dimensión del problema causado por los deslaves, la alta deforestación y el impacto en los cultivos y viviendas, convocó a un equipo interdisciplinario: geóloga, biólogos, ingeniero forestal y agrícola para realizar un análisis de los riesgos y combinar esta información con el conocimiento tradicional de la comunidad y un estudio geológico del territorio.

El equipo de arquitectos, ingeniero y la comunidad se comprometieron a trabajar juntos para elaborar e implementar un proyecto integral. Se elaboraron mapas de riesgos y se impartieron talleres para aumentar las habilidades y el conocimiento de la comunidad, para identificar cómo reubicar ciertas viviendas y áreas para cultivos, y para construir nuevas viviendas, así como también aumentar la resiliencia de los habitantes ante futuros eventos naturales.

Los criterios de selección de los beneficiarios fueron: residencia permanente en la comunidad, afectaciones importantes en vivienda y cultivos, disponibilidad para participar en el proceso comunitario y para aportar mano de obra. También participaron habitantes de comunidades aledañas afectadas, en los talleres para la autoconstrucción con adobe reforzado.

La toma de decisiones se llevó a cabo en asambleas comunitarias, en las cuales se definieron objetivos, se desarrollaron sistemas internos y un calendario para el proyecto, y se conformaron comités para la organización de las obras. Los participantes mantuvieron el control sobre cada etapa del proyecto. Su participación activa en los talleres impartidos con técnicas participativas, permitió el intercambio de conocimientos entre la comunidad y Cooperación Comunitaria, y se fueron incorporando nuevas técnicas a través de enseñar-haciendo. Se formaron promotores comunitarios para supervisar las obras, y ellos serán los asesores técnicos en las siguientes comunidades que se incluirán en el programa.

Una diversidad de actores participaron en los talleres:

  • Autoridades comunitarias: en llamamientos a asambleas y talleres; (las autoridades comunitarias son una figura moral y legal en el sistema legal indígena. Tienen poder religioso y político en las comunidades y son reconocidos por el gobierno mexicano, y en ocasiones pueden actuar como representantes de la Ley).
  • Presidencia municipal: brindando comunicación sobre las actividades ante audiencias más amplias con otras comunidades para hacer talleres de construcción en adobe reforzado (La presidencia municipal respaldó un taller y reunió a los comisarios de todas las comunidades del municipio utilizando su posición).
  • Comisariado de Bienes Comunales: involucrado en la venta de piedra para cimientos; (ya que en las comunidades involucradas en el proyecto no existen proveedores de materiales de construcción, los materiales locales se compraron a la oficina de bienes comunales la cual administra los bienes naturales del municipio. Esto significó menores costos y beneficios a la economía local).
  • Universidad Autónoma Metropolitana: lleva a cabo pruebas de resistencia de adobes de la comunidad y tierras.
  • Universidad Autónoma de Guerrero: diagnósticos y mapas de riesgos por deslaves.
  • Cosechando Natural: asesoría en técnicas de agroecología;
  • Grupo SAI: cálculos estructurales y simulaciones de resistencia de las viviendas para la elaboración de un modelo de vivienda de adobe reforzada.

¿Qué impacto ha tenido?

Cooperación Comunitaria comunica las necesidades de las personas en áreas rurales para hacer valer el derecho a la vivienda. Actualmente las instituciones gubernamentales son reticentes al uso de materiales locales, clasificándolos como precarios en la reglamentación oficial. Ante esto, el proyecto busca reivindicar los beneficios de estos materiales – comprobando que son resistentes, adaptados al clima local, cultura, menos costosos, menos contaminantes y apoyan una mejor calidad de vida.

Cooperación Comunitaria es miembro de la Red Mexicana de Producción Social de Vivienda, la cual busca acuerdos con instituciones nacionales para mejorar la vivienda. Esta red participa en la Comisión Nacional de Vivienda, buscando cambios en las normativas para aumentar la atención al aspecto cualitativo de la vivienda, ya que actualmente estas se enfocan exclusivamente en los aspectos cuantitativos.

¿Cómo se financia?

Luego de los huracanes, Cooperación Comunitaria coordinó un programa de recolección de fondos en la Ciudad de México en colaboración con individuos y asociados de la sociedad civil. Fue este fondo humanitario de emergencia el que solventó los costos iniciales y posibilitó un primer diagnóstico participativo.

Posteriormente, se obtuvieron aportes de la Fundación Merced para la reducción de riesgos de desastres, recuperación de milpas, reforestación y actividades de aumento de capacidades.

El Gobierno Federal Mexicano, mediante el Instituto para el Desarrollo Social, aportó recursos para construir el centro comunitario/biblioteca infantil.

El Fondo ‘Compartir con Guerrero’, apoyó la autoconstrucción de 33 viviendas de adobe reforzadas y 31 estufas ahorradoras.

Se recibieron 2,5 millones de MXN-Pesos Mexicanos (US$ 140.000) para materiales, costos administrativos, transporte, capacitación y materiales didácticos, y Cooperación Comunitaria aportó otros MXN 105.000 (US$ 6.000) mediante donaciones y aportación de socios. Esto ha sido ya para la segunda fase del proyecto en tres comunidades y el apoyo de fundaciones nacionales y extranjeras (Misereor, Misión Central, Fundación Sertull y Fundación ADO).

La comunidad aportó mano de obra, producción de adobes y pajarcilla (una mezcla de arcilla, agua y paja o pastos secos) para el aislamiento en los techos, alimentos y hospedaje para el equipo en campo de Cooperación Comunitaria. La comunidad contribuye tanto con materiales como también mediante una contribución monetaria de MXN 1.000 (US$ 55) para un fondo comunitario de préstamos. Estos ahorros permiten que aquellos que no pueden proporcionar ladrillos de adobe puedan acceder a un crédito de MXN 3.000 (US$ 165), el cual se debe pagar en el plazo de un año.

El costo total de una vivienda (materiales, mano de obra, eco-tecnologías) es de MXN 117.000 (US$ 6.500); o MXN 140.000 (US$ 7.700) si se incluyen los costos de las actividades (mapeo, diagnóstico, etc.). Cooperación Comunitaria se registró como Organismo Ejecutor de Obra para obtener subsidios de vivienda del gobierno, lo que representa el 58% de los costos (MXN 64.500 = US$ 3.500), y el resto se cubre con las contribuciones de los beneficiarios (MXN 1.000 = US$ 55) y materiales, más contribuciones de los patrocinadores para baños y estufas.

¿Por qué es innovador?

La principal innovación es la metodología de trabajo comunitario integral, que disminuye la vulnerabilidad y mejora las condiciones de vida. Los programas de reducción de riesgos de desastres y de autoproducción de vivienda cuentan con una larga historia en México, pero ninguno combina el aumento de la resiliencia comunitaria, aumento de capacidades, manejo sustentable de recursos naturales, uso de materiales locales para construcción, desarrollo comunitario y economía solidaria.

La combinación del conocimiento tradicional indígena como factor de reducción de riesgos de desastres y las nuevas adaptaciones a las técnicas de construcción establecidas es otra innovación. La metodología participativa integral de Cooperación Comunitaria -mediante un equipo interdisciplinario- asegura la adecuación de los objetivos y actividades del programa a las necesidades de las comunidades. El proyecto considera las condiciones culturales, económicas, ambientales y climáticas de la comunidad. Se proponen técnicas tradicionales y tecnología comprobada, adaptada a las condiciones locales lo cual garantiza su aceptación. La participación en el proyecto ayuda a incorporar el uso efectivo de las soluciones desarrolladas por las mismas comunidades.

Este tipo de innovación puede, por ejemplo, verse en la adaptación de modelos tradicionales de vivienda. Algunos elementos en desuso han sido integrados al modelo extendido de adobe, tales como:

  • cimientos y sobrecimientos de piedra, con reforzamientos agregados como contrafuertes de adobe;
  • cerramientos de concreto con anclas ahogadas en la estructura de madera del techo;
  • mayor número de clavos calculados según la velocidad del viento y la fuerza de succión ejercida sobre la techumbre;
  • mejoramiento del tamaño de los ladrillos de adobe;
  • reducción de las juntas y elementos horizontales cada tres hiladas para mejorar la resistencia sísmica;
  • pajarcilla para aislamiento;
  • pisos de barro para mejorar el control de temperature
  • pintura blanca a base de cal;
  • láminas traslúcidas para mejorar la iluminación.

¿Cuál es el impacto medioambiental?

El aumento del conocimiento sobre técnicas constructivas con materiales locales y eco-tecnologías, reforestación y análisis del riesgo por deslave, contribuyen a generar mayor concientización y cuidado de los bienes naturales, así como también mayor resiliencia de las comunidades.

Cooperación Comunitaria privilegia el uso racional de materiales locales para construcción tales como adobe, madera local y aislamiento orgánico de los techos con pajarcilla. Esto evita transportar a las comunidades bloques de concreto y estructuras de acero desde la ciudad de Tlapa de Comonfort, reduciendo las emisiones de CO2 en un 22%, y evitando la emisión de 482 kg de CO2 por vivienda, lo que corresponde a un ahorro total de 16 toneladas para 33 viviendas.

Cabe destacar que al utilizar madera local para estructuras de la techumbre, cimbras, puertas y ventanas, los usuarios de los proyectos de vivienda se comprometen expresamente a plantar 10 árboles por cada hogar construido, fomentando la preservación de recursos para las generaciones futuras. El proyecto incluye la autoconstrucción de baños secos (composteros) en cada vivienda, lo que evita la contaminación y el uso irracional del agua, a la vez que protege y aumenta la calidad del suelo cultivable a través de evitar la contaminación causada por los residuos humanos sin tratar.

Se midió la resistencia de las viviendas a través de pruebas sísmicas y de resistencia de materiales, y se incrementó a través de la utilización de nuevos elementos como contrafuertes en las esquinas, reforzamiento de los techos y cimientos de piedra.

El principal factor de deslaves es la deforestación. El uso de agroquímicos agota las tierras de cultivo, contribuyendo a la degradación forestal. La implementación de técnicas de agroecología disminuye la contaminación de los suelos y de las aguas subterráneas a través del uso reducido de agroquímicos. El aumento de capacidades en la gestión sustentable del bosque, el uso de estufas ahorradoras de leña y la reducción de la rotación de las parcelas de cultivo a través de la agroecología han reducido la deforestación y los riesgos de deslaves.

El uso de fogones abiertos genera un importante consumo de leña, ocasionando el desmonte progresivo del entorno. Según la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, una familia rural que cocina con fogones abiertos puede consumir hasta 32 árboles medianos al año. Mediante la autoconstrucción de estufas ahorradoras se redujo un 40% la deforestación relacionada al consumo de leña, evitando la emisión de 200 toneladas de CO2 y la tala de 775 árboles cada año, propiciando la disminución de gases de efecto invernadero. Asimismo, este proyecto integral incluye talleres comunitarios sobre reforestación y sensibilización.

¿Cómo es su sostenibilidad financiera?

Al ser un proyecto integral, Reconstrucción del Hábitat no depende de una sola fuente de financiamiento. En 2016, no solo logró recaudar fondos de distintas fundaciones, sino que también se establecieron alianzas con dos otras organizaciones interesadas en el objeto social del programa: una agencia alemana de cooperación internacional, Misereor; y una fundación mexicana, Fundación Compartir. Estas alianzas permiten continuar con la ampliación regional del proyecto y la planeación a mediano y largo plazo.

Otras fundaciones han ofrecido su colaboración o expresado su voluntad de participar en el futuro bajo el mismo esquema, debido a los logros e impacto logrado en el corto plazo. Estas incluyen la Fundación ADO, proporcionando financiamiento de MXN 500.000 (US$ 25.000) y la Fundación Sertull, proporcionando financiamiento de MXN 360.000 (US$ 20.000).

El programa exige a los beneficiarios tener ahorro previo y acceso al crédito. Sin embargo, Cooperación Comunitaria cree que para las poblaciones más vulnerables, adquirir un crédito sin ahorro los somete a situación adversa. Por esta razón, de acuerdo a las reglas de operación de CONAVI (Comisión Nacional de Vivienda), las personas pueden contribuir con ahorro en especie a través de la aportación de adobes, cubriendo el 5% del costo de la obra.

Las familias reciben el apoyo de Cooperación Comunitaria en el proceso de ahorro en especie, de aporte de mano de obra y reciben asesoría personalizada para el manejo del microcrédito. Hábitat para la Humanidad, organización acreditada como Entidad Ejecutora por la CONAVI y socia del proyecto, participa como actor financiero encargado de comprobar la aportación del ahorro y otorgar microcréditos.

Cooperación Comunitaria está desarrollando un sistema de ahorro y préstamo a través de cajas comunitarias, administradas por los participantes mismos. De esta manera cada familia va ahorrando desde el inicio del proyecto integral y al llegar el momento de aportar para la vivienda, cuenta con un capital para avalar el microcrédito. Cooperación Comunitaria ya ha implementado este modelo en otro programa en el estado de Veracruz y funcionó bien, pero su implementación lleva tiempo.

El uso de materiales locales permite reducir costos y fomenta la autosuficiencia, reduciendo la dependencia a los materiales industrializados.

Para la segunda etapa se prevé un espacio productivo de café en la vivienda, por ser la principal actividad de los residentes. Se destinará un espacio con techo modulado con malla mosquitero para secar café, mientras pueden realizarse otras actividades productivas debajo de los espacios de vivienda.

¿Cuál es el impacto social?

Los participantes se han involucrado en una labor comunitaria que hizo hincapié en la colaboración colectiva para lograr objetivos comunes. Una mejor comunicación, disposición y colaboración entre los residentes fue notoria en la construcción, reforestación y trabajo en el análisis de riesgo, como también en el compromiso de cada habitante como parte de una comunidad fortalecida. Igualmente, los organizadores del proyecto notaron mayor empatía entre los diferentes miembros, lo que ha disminuido las problemáticas internas y malos entendidos. Asimismo, fue notoria una mayor responsabilidad en la toma de decisiones a través de la organización en las actividades del proyecto, como también la elaboración de equipos de trabajo en la construcción, actividades agrícolas, y cuando la comunidad logró acuerdos a través de debates en asambleas.

Un ejemplo de esto es el aumento de la participación de los miembros en asambleas. Al comienzo, sólo los líderes participaban, pero actualmente los miembros se involucran en debates, y Cooperación Comunitaria se convirtió simplemente en testigo de un proceso liderado por las comunidades – cuyos miembros participan en debates sobre la selección justa de beneficiarios, trabajo comunitario, etc.

El trabajar juntos como comunidad también aumenta las capacidades de organización y toma de decisiones entre miembros en el largo plazo. De esta forma, se facilita la gestación y el desarrollo de futuros proyectos de forma autónoma. Las personas que participaron en el proyecto han mostrado una mayor capacidad de discernimiento ante los programas que ofrecen soluciones inmediatas y su falta de sostenibilidad; pueden trabajar de manera independiente y redujeron su dependencia de los programas asistencialistas.

La zona tiene muchos programas del gobierno que están basados en brindar a la gente una suma monetaria mensual, con el único requerimiento de que participen en reuniones o eventos. Esto es visto como una forma de obtener ingresos pero no ayuda a la gente a volverse autosuficiente. Al contrario, ellos dependen de esta ayuda que puede terminarse en cualquier momento. El gobierno también lleva a cabo programas de distribución de fertilizantes y agroquímicos a los agricultores de la zona, sin que ellos sepan cómo utilizarlos correctamente. Este proyecto, en cambio, busca promover la independencia y autosuficiencia, a través de que la gente pueda producir su propia vivienda y alimentos.

Los participantes aumentaron sus capacidades constructivas para producir viviendas reforzadas de adobe y estufas ahorradoras de leña. También cuentan con un mayor conocimiento de las causas de los riesgos en su territorio, de su papel en estos eventos y de la importancia del uso racional de recursos.

La gente que participó en el proyecto vive más segura debido a que sus viviendas son resistentes ante los elementos; reduciendo significativamente la vulnerabilidad frente a deslaves y fenómenos naturales como los huracanes, fuertes vientos y sismos. De esta forma, se aumenta la resiliencia ante los efectos del cambio climático. Los habitantes cuentan con las herramientas para identificar los riesgos en el largo plazo. Todos los miembros de la comunidad tienen acceso al mapa de riesgos, el cual pueden consultar cuando sea necesario. A un año de haber sido completadas, las viviendas se enfrentaron a fuertes tormentas sin ninguna afectación.

El diseño de la vivienda respeta los usos sociales y culturales de la región y conserva los espacios productivos tradicionales (la producción de café, por ejemplo), y el proyecto reduce la pérdida del conocimiento tradicional en técnicas constructivas y resuelve las cuestiones técnicas que provocan afectaciones como grietas y humedad en los muros. La autoproducción de viviendas nuevas permitió resolver situaciones de hacinamiento a través de la conformación de nuevos hogares para familias jóvenes.

El proyecto tuvo un impacto sobre las condiciones de vida y la salud: se mejoró la iluminación natural y se incrementó aislamiento térmico y acústico de las viviendas con piso de barro y aislante de pajarcilla en el techo; y las estufas ahorradoras de leña ayudan a reducir la cantidad de humo producida, ayudando a evitar problemas respiratorios.

Obstáculos Encontrados

La principal barrera enfrentada fue el efecto de los programas asistenciales del gobierno federal, que acostumbraron a la gente a recibir recursos sin realizar ningún trabajo. Por esto, la organización, comunicación y participación fueron un reto al principio. Esto se resolvió a través de asambleas, conversatorios y talleres de desarrollo comunitario donde se fomentó y facilitó el diálogo, la toma de decisiones y la participación.

Otro obstáculo fue que, previo a la construcción de las viviendas, se ensanchó un camino a lo largo de toda la comunidad, lo que conllevó obras que complicaron la logística constructiva y la asistencia de algunos actores a las asambleas. Se readecuó la logística, se aprovechó la madera de los árboles tirados cuando se abrió el camino y la construcción se concluyó según lo previsto, antes de las lluvias.

Lecciones Aprendidas

El mayor aprendizaje del proyecto fue lograr adecuar los tiempos del financiamiento y los tiempos de trabajo según las actividades de los miembros de la comunidad, tomando en cuenta ciclos agrícolas, celebraciones culturales propias de la misma comunidad. Esto ayudó a Cooperación Comunitaria a entender mejor los ritmos comunitarios y sus formas de trabajo.

Otro aprendizaje importante fue conocer más de su cultura, rituales, medicinas, tradiciones, lo cual les permitió adecuar el proyecto para las próximas comunidades en el mismo Municipio, con las que actualmente trabajan.

Al terminar el Centro Comunitario, se realizaron algunas adecuaciones según los comentarios de los pobladores, lo que permitió que junto con el ingeniero se hicieran adecuaciones estructurales para facilitar el proceso constructivo. El programa continúa mejorando las técnicas de pinturas de cal, pisos, la manera de colocar pajarcilla para aislamiento, etc.

Evaluación

El impacto del proyecto se evaluó con la obtención de indicadores de base, mediante un diagnóstico comunitario. Los resultados se compararon con los de la fase intermedia y final del proyecto.

Los indicadores cualitativos se evaluaron mediante técnicas como el análisis etnográfico y la biografía comunitaria en la fase inicial, los cuales aportaron datos sobre espacios apropiados de vivienda, uso cultural de los espacios y adaptabilidad. Se realizaron encuestas y diagnósticos técnicos para medir daños, riesgos y carencias, los cuales brindaron indicadores de base. Desde la finalización del proyecto en 2015 se han realizado cuatro visitas de seguimiento.

Reconocimiento

  • Premio Razón de Ser 2015, categoría Hábitat Sustentable otorgado por Fundación Merced y Fundación Kaluz.
  • Semifinalista del Desafío Fuller 2016, Instituto Buckminster Fuller.
  • Representante en el pabellón de México, Bienal de Arquitectura de Venecia 2016.
  • Programa Enlace Ciudadano de CDMX Radio, presentación sobre proyectos y perspectivas, julio de 2015.
  • Presentación del proyecto en Radio Ciudadana, noviembre de 2015.
  • Participó en la publicación de HIC – AL, «Experiencias Transformadoras de Producción Social del Hábitat».
  • «Habitantes del Obispo: incorporan conocimientos tradicionales para fortalecer su resiliencia» Artículo publicado por la UNISDR.
  • Las visitas recibidas incluyen HIC-AL/Misión Central Franciscana (Alemania); MISEREOR (Alemania); Fundación ADO (México), y Comisión Nacional de Vivienda – CONAVI (México).

Transferencia

Este proyecto se está replicando actualmente en tres comunidades del mismo municipio (San Miguel, Laguna Seca y Moyotepec). Desde octubre de 2015 se ha realizado el diagnóstico socioeconómico, el análisis y el mapeo de riesgos, así como la construcción de un centro de medicina tradicional (que sirvió como taller práctico de construcción).

Se impartieron talleres comunitarios de reducción de riesgos, desarrollo comunitario y de aumento de capacidades en la construcción de viviendas de adobe reforzadas.

Se construirán 81 estufas ahorradoras de leña, 60 baños secos y 110 viviendas reforzadas, así como también tres viveros comunitarios con especies nativas para la reforestación. Se desarrollarán acciones de aumento de capacidades en la gestión de bienes comunes, desarrollo de cooperativas, autoconstrucción y mantenimiento de eco-tecnologías y se capacitará a seis promotores comunitarios. Para replicar el proyecto, Cooperación Comunitaria obtuvo la certificación necesaria para poder un subsidio federal de la Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI), en aplicación del derecho constitucional a la vivienda de cualquier mexicano.

A través de asociaciones y presentaciones, 17 comunidades han solicitado involucrarse en el desarrollo de proyectos similares, lo cual está siendo actualmente considerado.

Uno de los programas de Cooperación Comunitaria se centra en la investigación de la adaptación de espacios habitacionales a su contexto. En el caso de la Montaña de Guerrero, el proyecto ha sido implementado y probado, por lo que se planea trabajar con el mismo esquema en la misma región, en las comunidades donde se solicita.

La metodología integral desarrollada por Cooperación Comunitaria fue diseñada para adecuarse a distintos contextos geológicos, climáticos, sociales y culturales. La participación de los residentes garantiza la adecuación de las acciones a las necesidades de cada lugar, a través de las fases de diagnóstico de necesidades, análisis arquitectónico de la vivienda tradicional, análisis y prevención de los riesgos de desastres, diseño participativo de las viviendas, aumento de capacidades, viviendas adaptadas y gestión sustentable de los bienes comunes. En este sentido, el proyecto es transferible en su totalidad a zonas rurales marginadas de México y de otros países expuestos a riesgos de desastres, incluso si las soluciones desarrolladas son únicas para cada comunidad.